
La esperanza de un futuro mejor
El impacto de nuestras comidas escolares diarias va mucho más allá de reducir el hambre inmediata de un niño: puede ayudar a liberar su potencial, fortalecer comunidades e impulsar cambios.
Para millones de niños, el hambre es una barrera para la educación, el crecimiento y las oportunidades.
En Mary’s Meals servimos comidas nutritivas a más de 2,6 millones de niños que viven en algunos de los países más pobres del mundo. El incentivo de poder comer todos los días en su centro educativo anima a los niños a ir al colegio y les brinda la oportunidad de recibir una educación.
Pero el impacto de nuestras comidas diarias trasciende la simple reducción del hambre inmediata de un niño, y puede resumirse en esta fórmula: Compromiso + Comunidad + Catalizador de cambio = Esperanza
- Compromiso: es la promesa inquebrantable que hacemos a los niños a los que proporcionamos una comida escolar todos los días. Esto fomenta la asistencia y ayuda a los niños a concentrarse, aprender y prosperar. El impacto es evidente, no solo en la mejora del rendimiento académico, sino también en el bienestar físico y mental.
- Comunidad: es el corazón del programa de alimentación escolar. Profesores, padres y voluntarios locales se unen para cocinar y repartir las comidas. Este enfoque desde la base fomenta la responsabilidad local, la cooperación y la resiliencia, construyendo puentes dentro y entre las comunidades.
- Catalizador de cambio: describe el impacto a largo plazo de esta labor. Al aliviar el hambre y facilitar el acceso a la educación, los niños crecen con la oportunidad de romper el ciclo de pobreza en el que viven sus familias y comunidades, beneficiándose ellos mismos y las generaciones futuras.

Fomentando comunidad en Líbano
El impacto de Mary’s Meals va más allá de la alimentación: nutre comunidades y fomenta la unidad. Esto es especialmente visible en Líbano, donde las cocineras voluntarias Rinda y Fatmeh trabajan codo con codo.
Rinda, una mujer libanesa, y Fatmeh, una refugiada siria, provienen de contextos distintos pero comparten la misma pasión por ayudar a los niños. Su colaboración no solo alimenta a niños hambrientos, sino que también derriba barreras sociales y culturales, creando espacios de respeto mutuo y humanidad compartida.

Impulsando el cambio en Malawi
Gift, un joven de Malawi, es un claro ejemplo del impacto que supone Mary’s Meals en la vida de muchos niños a largo plazo. Durante su etapa escolar, vivió en en un hogar para personas vulnerables en Blantyre. Allí conoció a una familia escocesa que creyó en su potencial. Gracias a su apoyo, se trasladó a Escocia, obtuvo una licenciatura en Sociología y después un máster en Gestión y Liderazgo Internacional.
Ahora, de regreso en Malawi, Gift lidera un equipo que lleva energía solar a comunidades sin acceso a la red eléctrica. Su historia es la prueba viva de la reacción en cadena que empieza con una sola comida escolar: un viaje desde la nutrición hasta la educación y el empoderamiento.

La esperanza de un futuro más prometedor
Para los niños, las familias y las comunidades en los 16 países donde trabajamos, Mary’s Meals representa la esperanza de un futuro más prometedor, y el recordatorio poderoso de que algo tan sencillo como una comida diaria puede provocar un cambio duradero.
No es solo una comida: es el potencial de un futuro mejor y más prometedor.
Solo cuesta 22 € alimentar a un niño con Mary's Meals en su lugar de educación durante todo un curso escolar.