
Día Mundial del Hambre 2025
¿Estamos perdiendo la batalla contra el hambre?
Sorprendentemente, a pesar de que en el mundo hay un exceso de alimentos, el hambre global continúa aumentando. La inseguridad alimentaria aguda y la malnutrición infantil crecieron por sexto año consecutivo en 2024 y —a pesar de que solo faltan unos años para alcanzar el objetivo “Hambre Cero 2030”— siguen afectando a más de 295 millones de personas en más de 50 países.
Las cifras son alarmantes, y ni siquiera reflejan la realidad diaria de quienes padecen hambre o inseguridad alimentaria extrema. Ese ambicioso objetivo de Hambre Cero para 2030 —que en su momento generó tanta esperanza— se considera hoy inalcanzable. Con estos datos, es comprensible que muchos se pregunten si realmente es posible construir un mundo sin hambre.

Sin embargo, desde hace más de dos décadas, trabajamos junto a comunidades locales para combatir el hambre infantil de una forma innovadora: proporcionando comidas en el colegio a diario. Este enfoque no solo alivia el hambre de forma inmediata, sino que ofrece una solución sostenible que impulsa un cambio duradero.
Aunque el hambre sigue siendo una amenaza en muchas partes del mundo, el impacto de este sencillo programa de alimentación escolar es transformador y no puede —ni debe— ignorarse. Es un programa gestionado por voluntarios locales, muchos de los cuales conocen en carne propia las barreras que el hambre y la pobreza suponen para acceder a la educación. Un programa que garantiza una comida diaria a cada alumno en los centros educativos donde opera.
Los resultados son claros: los niños no solo dejan de pasar hambre, sino que mejoran su capacidad de concentración y aumentan sus posibilidades de continuar su educación.
- Antes de que Mary’s Meals comenzara a servir comidas en Mozambique (el útlimo país en incorporarse al programa en 2024), el 93 % de los niños sentía hambre en el colegio. Después de comenzar a recibir las comidas, el 92 % afirmó que ya no se preocupa por el hambre en el colegio.
- Investigaciones recientes en Kenia, Liberia y Malawi revelan que el 100 % del profesorado declaró que el programa tuvo un impacto positivo en la calidad educativa en 2024: mejor asistencia, mayor participación, más concentración y retención de contenidos, mejores calificaciones y menor incidencia de enfermedades y ausencias.

Desire, un niño de 13 años de Malawi que recientemente comenzó a recibir las comidas Mary’s Meals en su colegio nos cuenta:
“Encontrar comida es difícil, muchas veces me voy a dormir con el estómago vacío. Me siento débil y con dolor cuando no como. Cuando no había comida en la escuela, tiritaba y me sentía tan cansado que no podía sostener el bolígrafo ni concentrarme. A veces tenía que salir del colegio para buscar algo que comer”.
Muchos niños afirman que pueden concentrarse mejor y participar más activamente después de comer en el colegio. En Kenia, Liberia, Malawi y Zambia, un estudio de 2024 reveló que solo el 35 % de los niños sentía que podía concentrarse antes de la comida, pero ese porcentaje aumentaba al 98 % después de comer.
Además, los alumnos que comen en el colegio tienen una asistencia más regular, lo que aumenta sus posibilidades de progresar en sus estudios. Un docente en Mozambique, donde los alumnos empezaron a recibir las comidas de Mary’s Meals en 2024, comenta:
“Los estudiantes llegan puntuales, ya no faltan a clase y, lo más destacable, es que no tuve que registrar ni un solo caso de enfermedad durante el año escolar. Incluso se quedan más tiempo en el colegio después de clase para jugar”.
No es de extrañar que, en 2023, las comidas escolares se incorporaran oficialmente como indicador del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4: Educación de calidad, reconociendo globalmente su valor como herramienta para mejorar el acceso a la educación y crear entornos de aprendizaje inclusivos y eficaces para todos.
Para comunidades que implementan programas a largo plazo como el de Mary’s Meals, es fundamental abordar el hambre infantil de una forma que mejore el acceso a la educación y prepare a los niños para liderar el futuro, participando activamente en la innovación y el desarrollo necesarios para erradicar el hambre en el mundo.

Clare Nolan, directora de Desarrollo de Programas de Mary’s Meals, señala:
“La fuerza y autenticidad de este programa reside en el compromiso comunitario que lo sustenta. Los voluntarios locales que colaboran con nosotros enfrentan a diario desafíos derivados de la pobreza, los conflictos, el cambio climático o las crisis económicas. Aun así, su tenacidad y pasión por asegurar una comida diaria para sus hijos en el colegio es uno de los principales motores de Mary’s Meals.
Esa misma pasión también la vemos en quienes nos apoyan con donaciones o con su tiempo. Es esa acción comunitaria, en todas sus formas, la que nos permitirá ganar la lucha contra el hambre.”
Solo cuesta 22 € alimentar a un niño con Mary's Meals en su lugar de educación durante todo un curso escolar.